martes, 31 de mayo de 2011

LOS ANDANTES...

El buen juez, por su casa empieza.

Desde que recuerdo, entiendo que todos, o casi todos los mexicanos, contamos con al menos un familiar viviendo de manera legal o ilegal en los Estados Unidos.

También recuerdo ese sentimiento de indignación por "el muro de la vergüenza" y la reprobación al maltrato que reciben nuestros compatriotas al tratar de llegar a alcanzar el sueño americano.

Pero...que hay de nosotros? hoy, las noticias nos señalan, nos apuntn, nos castigan. Hoy es nuestra propia tierra, son nuestras propias manos las que aniquilan, las que abusan, las que matan.

Miles de migrantes pasan en su camino hacia el norte del continente por nuestro país. En ese camino y su amistad obligatoria con "La Bestia", se encuentran de todo. Tristemente, hoy nuestro país se encuentra secuestrado. Estamos TODOS rendidos ante la humillación de la que hemos sido sujetos ante la impotencia contra el crimen organizado. Al parecer nada se puede hacer....solo esperar. Esperar qué? No se. Negociaciones? Un nuevo gobierno? Una nueva guerra?

Estamos todos aquí....y están todos ahí. La mayoría de los migrantes se ven víctima de abusos, arbitrariedades, robos y ahora, además, muchas veces pierden la vida ante el yugo del narco. Nada es más triste ni más inútil ni más impactante que la muerte de civiles inocentes. Niños, mujeres, ancianos, la parte de la población más frágil y vulnerable. Y ni qué decir de todos los jóvenes que se ven envueltos en este torbellino de promesas falsas, de juegos estúpidamente planeados para que sean ellos la carnada, para que su "juego" termine muy rápido...y de manera muy triste. Así pierden la vida...creyendo que se harán ricos, creyéndose el cuento del poder, creyéndose el cuento de la falsa amistad.

Qué nos falta? qué nos sobra? algunos estamos a la mitad de nuestras vidas. Seguro, crecimos con tranquilidad, corriendo en alguna playa o en la misma ciudad de México, cuando se podía correr en ella...en cualquier lugar de este país, que antes era habitable, seguro, confiable. Hoy, la mayoría de mis contemporáneos, como yo, somos padres. Miramos al cielo y pedimos por milagros, porque la fe en la justicia se acabó hace tiempo.

Esa gente que viene y cruza nuestro país...tiene derechos también. Tienen derecho a ser tratados dignamente, tienen derecho a tomar alimentos, tienen derecho a NO ser abusados ni física, ni mental, ni psicológicamente. En muchos casos, no llegan a su destino. Su vida se queda en el camino triste, agotada, traicionada. Su fe se ve empañada y su corazón se hace añicos. Si la libran...hoy, desesperados buscan ayuda con las autoridades migratorias para que los hagan volver a casa.

Esta historia de la tierra que se deja la escriben todos los días mujeres embarazadas que cruzan el desierto caminando, hombres que corren para salvar su vida, aunque escuchen a lo lejos las balas que alcanzan a aquel que era su hombro para dormir. Estas historias estan escritas con sangre y con tristeza, con profunda indignación, con dolor.

Somos un país elitista y somos un país racista. Nosotros mismos llamamos indios a nuestros congéneres que provienen de las comunidades indígenas. Nosotros mismos nos desterramos, nosotros mismos nos separamos. Lo hacemos dentro de México, con nuestros paisanos....qué podemos esperar que hagamos con los que vienen de fuera?

Ojalá nuestra conciencia cobre vida. Ojalá nuestros países fueran un hogar próspero, donde cada ciudadano pudiera labrar su vida sin peligro, con oportunidades para vivir una vida digna, para ellos y sus familias. Ojalá México no fuera solo una canción de Timbiriche. Ojalá esos colores nos hicieran mejores. Ojalá no necesitáramos tequila para tener valor.

Hay acciones positivas? por supuesto! hay gente que lucha por ayudar? claro. Hay funcionarios que realizan su labor y ofrecen una ayuda real a los migrantes? desde luego. Muchos. Somos más los buenos. Es un hecho. Sin embargo, hoy, no ha sido suficiente. Tristemente la realidad nos ha rebasado. La violencia nos ha golpeado hasta el fondo, hasta desarmar nuestros principios y valores. Poco a poco, paso a paso, unidos, podemos reconstruir y ser respetuosos con cada ser humano, venga de donde venga. Ya hay quienes están haciendo la diferencia...solo tenemos que luchar por seguir ese ejemplo y ojalá, todo aquello que no está en nuestras manos se arregle pronto.

No es sencilloo dejar el hogar, no es sencillo decidir dejar tu ciudad, tu país, buscar otras oportunidades, tratar de mejorar tu calidad de vida. Hacemos sacrificios en pos de un futuro mejor...así, toda esa gente que pisa nuestro suelo, proveniente de otros países, lleva en sus mochilas esos sueños, esa esperanza, esa ilusión.

Y entonces...dónde comenzamos? ojalá, ojalá por nosotros mismos, nuestros prejuicios y nuestras acciones.
Buena noche.

domingo, 22 de mayo de 2011

El amor de mamá....

No se puede ocultar. No se puede cambiar. No se puede evadir.
Ser mamá te envuelve. Te sobrepasa, te supera.
Estar embarazada fue maravilloso y aunque ya pasó un tiempito, valdrá la pena dedicar uno...o varios capítulos a narrar la increíble espera de la que fui objeto, como muchas mujeres más.

Hoy, mi sentimiento va más allá. hoy, el sentimiento que tengo por mi propio hijo me ha despertado otras sensaciones, otras ideas, otros deseos, nuevos recuerdos.

Yo, como muchos de mi generación, fui una niña que creció en casa, con los cuidados de mi mamá, con un horario de 8 a 1pm para la escuela...mi mamá iba por nosotros ( mi hermano y yo somos nosotros) a la hora de la salida y regresábamos a casa caminando. Comíamos las delicias que mamá nos preparaba. La hora de la comida era el momento de la reunión familiar. Papá llegaba después y entonces todo estaba completo. No faltaba nada. No conozco una mejor cocinera que mi mamá. Llenaba sus guisos de amor, de cariño, de sus abrazos cálidos. No había mucho dinero. Diría más bien que había poco. O medido. O que vivíamos al día, o que no sobraba nada, pero tampoco nos faltaba. Crecí viendo cocinar a mi mamá, como a mis abuelas, como a mis tías, como incluso a mi papá aquellas deliciosas tortas de pierna o sus cocteles de ostiones.

Por las tardes, clases de todo...un poco de televisión, un baño tibio, juegos y peleas con mi hermano...y la merienda antes de ir a la cama y dormir. Los fines de semana acompañábamos a mi papá a su oficina. Nos encantaba esa aventura de entrar tomados de su mano y verlo sonreír al presentarnos. Nos divertíamos horrores. A veces a la playa, caminar por algún parque, a jugar con las bicicletas. No podíamos ser más felices. Ellos, papá y mamá nos llenaban la vida. Nosotros, mi hermano y yo, llenábamos la suya. La disciplina nunca fue una carga excesiva. La diversión, el cariño, los abrazos, siempre pesaron más en la balanza. Parecía que el equilibrio existía.

Muchos crecimos así...mas o menos así. Jamás sentí ausencia de ninguno de los dos. Jamás sentí abandono por parte de mi mamá. Jamás sentí que el tiempo que nos daban no era de calidad.
Eso fue hace más o menos 30 años.....y hoy, parece que vivimos a muchos años luz de eso. Hoy el tiempo nos come, las distancias nos separan, el ruido nos estresa y las responsabilidades nos agobian. Las mujeres luchamos incansablemente que somos competentes, que somos capaces, que somos fuertes. Los hombres luchan por no permitirse sentirse subyugados por ninguna mujer. En el camino, están ellos...nuestros amores. En el camino están ellos. Nuestros hijos.

Hoy, miro a Iker, mi pequeño gran amor, y entiendo que el camino no es sencillo. Entiendo que cometeremos errores...entiendo que nuestros sueños de ser padres son muy distantes a la realidad. Amamos con todo el corazón a esas personitas. Daríamos la vida por ellos. Pedimos al universo que los llenen de bendiciones, de salud. Queremos darles una buena educación, queremos darles valores positivos, queremos darles la espiritualidad que les permitirá ser empáticos, compasivos con otros seres humanos y con cualquier ser vivo.

No soy la misma mamá que tuve. No soy la mamá que espera en casa. Manejo diario a una oficina donde no existe la palabra bebé. Vivo en un mundo donde lo que importan son los números. No soy la única. Somos miles...somos millones de mujeres que hacemos lo mismo. Nada nos convierte en heroínas. No somos mejores que nadie. Lo que sí se...es que todas las mujeres que nos separamos de nuestros retoños para buscar un desarrollo profesional, para buscar una parte del sustento de la casa o la totalidad de éste...lo que sí se es que llevamos en el corazón el sonido de la risa de esas personitas que llenan nuestra existencia. Lo que sí se, es que a veces, después de enviar un mail, o de hablar con un cliente, o de cerrar una negociación, cerramos los ojos y recordamos la ternura de sus miradas y lo suave de su piel...y todas las ilusiones que tenemos para que sus vidas sean maravillosas en todos los sentidos.

Los tiempos han cambiado. Las mamás de hoy, no somos las mamás de ayer....lo que no ha cambiado, ni cambiará, estoy segura, es el amor que vive en nosotros. Lo que no ha cambiado es esta increíble sensación de formar un nuevo ser humano, esta bendición de tomarlos en nuestros brazos a nuestra llegada a casa.

Amo a Iker...se que todas amamos a nuestros pequeños. No importa si trabajamos o no. No importa si trabajamos tiempo completo o hacemos home office. No importa si solo nos dedicamos al hogar. El camino no es sencillo. Ellos son invariablemente nuestros mejores maestros...ellos son nuestro mayor espejo y todo aquello que les enseñemos desde ahora, los definirá como los seres humanos que serán mañana.

Amor de mamá....

sábado, 14 de mayo de 2011

De vuelta...

Mi mayor defecto es ser poco consistente....y por eso he perdido la oportunidad de terminar proyector importantes, de comenzar otros, de hacer ejercicio, de no dejar cosas pendientes para mañana...en fin.
Soy inconsistente. Ese es mi mayor defecto. Por eso, toda mi vida había querido escribir. Un buen día, encontre la manera de tener un blog y me prometí escribir, para publicar y que tal vez, alguno que otro loca me leyera. No lo hice.
Pero por eso estoy aquí...porque sigo luchando contra mi falta de consistencia y sigo creyendo que puedo cambiar. Sigo luchando contra mi naturaleza y quiero ser una mejor persona.
Estoy aquí porque recordé que escribir me ayuda a liberarme, me ayuda a crecer, me ayuda a expresar y me ayuda a ser quien soy.
No se escribir poemas ni frases rebuscadas. Tampoco busco eso. Lo que me va, es contar las cosas que veo, que vivo, que percibo. Lo que me va es platicar lo que vivo...lo que veo que otros viven...los olores y sabores de la vida.
Por eso estoy aquí...luchando contra mi y tratando de hoy, comenzar de nuevo...agradeciendo que exista el internet y los blogs y que hoy, pueda dejar esta página abierta, esperando que tal vez alguien encuentre en su camino estas letras y las haga suyas.
De vuelta....e intentaré no volver a irme.