lunes, 31 de octubre de 2011

Camposanto




Que hay después?


A dónde vamos?


En dónde están los que ya no están? Están en algún lado? o simplemente...ya no están.



Me gusta la idea de pensar que caminaremos por ese camposanto...hasta llegar a nuestra morada final, donde encontraremos un pequeño paraíso especial, justo para nosotros. Me gusta pensar que cada uno de nosotros seremos plenos allá, donde no conocemos y donde nos imaginamos como será. Me gusta pensar...que estaremos bien ahí.



La muerte y la vida...la vida y la muerte. La muerte en vida y la vida después de la muerte.



Recuerdo a mi abuelo. Paterno. Mi abuelo Félix. Recuerdo sus brazos fuertes rodeándome, cargándome, bailando conmigo. Recuerdo a mi abuelo cansado y sonriente. Recuerdo a mi abuelo enfermo. Recuerdo a mi abuelo haciendo reír a otros. A mí, entre ellos. Mi abuelo. Dónde está? A dónde fué? Te extraño...abuelo. Te extraño y te quiero. Te quiero aunque te fuiste. Te quiero aunque te tuve pocos años. Te quiero y te recuerdo. Te acuerdas? Aquella visita a Tampico. Nunca olvidaré...la abuela y tú iban adelante en la camioneta de mi tío Pepe. Tu estabas maravillado...recuerdo que preguntaste...qué hay del otro lado de esa barda? cuál barda? esa! la azul!...no es una barda, Papá...dijo mi tío. Es el mar. Recuerdo, abuelo...recuerdo. y no sé si esa fue una de las tantas bromas que solías hacer. Hoy, prefiero pensar que fue tu inocencia de niño, aunque ya eras un viejo...mi viejo. Mi abuelo.



Recuerdo a mi abuela. La recuerdo cuidando de mí. Abrazándome. Riendo con sus ojos. Recuerdo que me regañaba, que se asustaba cuando tardaba demasiado en volver, o cuando regresaba mojada, o cuando me preparaba mi platillo favorito. Recuerdo a mi abuela cuando miraba a mi papá con ese amor con que las madres miramos a los hijos...hoy conozco ese brillo en los ojos de una mujer. Hoy lo vivo. Hoy se que mi abuela vivió para sus hijos...y también un poco para sus nietos. Recuerdo a mi abuela organizando a toda la gente a su alrededor. Recuerdo a mi abuela dando consejos a toda la gente a su alrededor. Recuerdo a mi abuela decir un día...para el amor no hay distancia...nunca lo olvidaré. Tenía razón.



Recuerdo a mis abuelos. Los quiero. Los quise. Los seguiré queriendo. Así que, para mí, ellos siguen estando. Hoy por la noche, mañana por la noche, tal vez vengan...tal vez tomen un poco de agua de mi altar. Tal vez pasen por mi cama y me abracen un poco y me den su bendición llena de amor y de bondad....llena de todo.



Nos olvidamos de dar todo...y los abuelos se encargan de eso, de dar todo. Tal vez, deberíamos comenzar a ser como los abuelos desde antes. Ser más generosos, ser más divertidos, ser más risueños, consentir más a los que queremos, festejar las llegadas como si fuera la primera...o la última, abrazar con ternura, aconsejar con sabiduría, cocinar con todo el corazón, regar plantas con alegría, conocer lugares llenos de admiración, hablar con prudencia, caminar con calma, sonreír con tranquilidad, reír y carcajearse con frecuencia.



En el camino que andamos por la vida, unos llegan, otros se van. Unos llegan sin ser esperados. Otros se van antes de que estemos listos para decir adiós. Vida y muerte. Muerte y vida. Comienzo y fin. Y también están todos aquellos que no son recordados. También están todos aquellos que se fueron antes de nacer. Esas almas que quisieron bajar y no encontraron el camino...tuvieron que volver. Mañana festejamos a los niños difuntos. Deseo que cada bebé, cada niño que hoy es un ángel, encuentre un camino de luz y amor y se lleve de este plano la certeza de que son lo mejor que existe. Quiero agradecer por su presencia, por su llanto, por sus sonrisas, por sus miradas. Por cada bebé, por cada niño que llegó y se fué. Por cada bebé que no pudo llegar. Por el motivo que sea. Son ángeles ahora. Que el cielo los cuide y les brinde la oportunidad de volver y vivir...porque sí, es verdad también. Es maravilloso vivir....y ojalá, todos quienes lleguen, todos quienes estamos aquí, logremos vivir una vida digna....para que nuestra muerte sea también digna...y nuestra nueva vida después, nuestro camino al camposanto, nuestro pequeño paraíso...sea digno, sea feliz también.



Hoy encenderé una vela por todos los que ya no están, o mejor dicho, por aquellos que ya no vemos, pero que sé que están. Todos estamos. Todos somos. Todos, también, nos iremos un día. No vale la pena vivir...cada día, sabiendo que lo único que tenemos es este momento? este día?




Hoy, encenderé velas...haré una oración...por todos aquellos que ya no están. Y serán bienvenidos a este humilde altar. A este hogar. Mañana, se lo mostraré a Iker...le explicaré, le contaré...como le mostraré cada una de nuestras tradiciones...para que vivan, para que no mueran. Para que un día, el lo haga igual con sus hijos....para que un día...el, ojalá...me recuerde a mí, una vez que me haya ido....y lo único que espero llevar conmigo, es la certeza de haber sido feliz cada día, de haber tomado decisiones en amor, espero llevarme conmigo la satisfacción de haber criado un hijo...(y ojalá otro más)...que viva siempre en amor y en bondad, que se haga un buen hombre fiel a sí mismo y que sea capaz de luchar por su felicidad. Espero llevarme conmigo la satisfacción de ser una mujer valiente, fuerte, pero también frági, humilde, compasiva...una mujer divertida. Una mujer que lleve en su corazón paz y tranquilidad. Una mujer que viva en amor. Que viva el amor. Que viva con amor. Que luche con amor. Por amor. AMOR.



Mañana...el camposanto. Para todos los que ya no vemos, pero que están. A todos ellos, luz, paz, y como dice la canción....amor eterno.




domingo, 16 de octubre de 2011

Pisco Sour.

Lima. Perú.

Me gustaría poder contar mucho de la ciudad, pero no la conocí. Casi no pude salir del hotel, casi no hubo tiempo para nada fuera del Westin, donde sacamos del horno el evento que amasamos durante meses: Cisco Networkers Cansac 2011.

Tomar el avión fue doloroso y al mismo tiempo liberador. Iker fue la última persona que besé al partir. También fue al primero que besé cuando volví. Iker fue mi inspiración, mi dolor, mi fortaleza, mi ilusión, mi recuerdo, mi puente para volver. No fue sencilla la separación pero se que nos ayudó a ambos, se que nos dio mucho a ambos.

Lima nos recibió fría, nublada, de repente, parecida un poco al D.F. Nosotros llevábamos nervios y alegría...cansancio, emoción. Todo junto. Estábamos listos y Lima nos recibió lista también.
Nadie sabe lo que viene...nadie sabe lo que le espera en un viaje. Todo puede pasar.

Comenzamos cada mañana con gusto, con un equipo alrededor lleno de sonrisas y con excelente actitud. Todos nos hicimos uno. De repente alguna discusión, de repente algún chisme. Siempre pasa. Nada que lamentar.

Cada viaje te enseña cosas. Te deja cosas. Te quita cosas también. Cada viaje te abre caminos y puertas insospechados. Cada viaje te enseña que el sol, es el mismo para todos, en cualquier lugar. Cada viaje te acompaña en tu propio viaje, en tu propia ruta. Cada viaje te vuelve un poco otra persona, porque siempre regresas cambiado, de una u otra manera. Siempre, siempre, inevitablemente, nos demos cuenta o no, cada viaje nos transforma, nos convierte.

No asumir, mi primer aprendizaje. No dar cosas por hecho, no pensar por nadie, ni siquiera por mí misma. Repasar, comprobar, preguntar, estar segura. No asumir. Asumimos todo. Asumimos que el amor durará para toda la vida. Asumimos que nuestra salud durará sana por siempre. Asumimos que nuestros padres saben que los queremos. Asumimos que nuestros hijos querrán cumplir nuestros sueños. Asumimos que la vida nos dará lo que "merecemos". Asumimos que nuestra pareja debe saber, por osmosis o por milagro, todo lo que necesitamos, todo lo que queremos, todo lo que anhelamos. Asumimos que la vida es así, que tenemos lo que nos toca, que recibimos lo que nos fue dado por orden divino.

Entonces, un día pasa que te despiertas y te das cuenta que no es así. Asumir es un error. Asumir es un error patético, porque nos recuerda que no tuvimos el valor de pensar, de repasar, de cuestionarnos, de decidir. Asumir es dejar la decisión en manos de otros, en lugar de tomarla en nuestras manos y decidir nosotros. Asumimos por comodidad, asumimos por flojera, asumimos por ego. Asumimos por orgullo. Asumimos también por ignorancia. Asumimos por pena.

La vida después se encarga de enseñarnos que asumir, es un error caro. Es un error que se paga tarde o temprano. Así, asumir nos costó un retraso de más de 12 horas. Así, asumir nos costó gritos, regaños del cliente. Así, asumir nos costó horas extra de trabajo a muchos. Y sí, al final, todo se resuelve, pero de una manera dura, dolorosa. Al final, es cierto, el reconocimiento sabe mejor, superada la prueba, pero se queda ese vacío de lo que se pudo haber evitado.

La vida nos da oportunidades. La vida nos pone en una balanza de repente, de una sola vez, toda nuestra existencia. Así, sin miramientos, sin contemplaciones. Nos reclama..."no sigas asumiendo, actúa, muévete, decide".

Lima me regaló momentos de silencio, como hace mucho no tenía. El silencio me ha atrapado y a veces quisiera quedarme en su regazo, sintiendo su cobijo y su arrullo. Lima me regaló sorpresas maravillosas y me hizo reencontrarme conmigo misma. Me obligó a verme de nuevo al espejo y preguntarme quien soy. Lima me regaló caminatas cortas y muy rápidas, pero muy divertidas...porque no había tiempo de nada. Lima me regaló tardes frías, cervezas heladas y el mejor ceviche de mi vida. El ceviche peruano, ya por siempre, inolvidable.

Lima me regaló horas extra. Lima me regaló música. Canciones nuevas y canciones viejas. Lima me regaló la increíble experiencia de convivir con gente de tantos lugares que se vuelve un solo equipo y ya todos parecen paisanos. Lima me regaló ver de nuevo a gente muy querida, de una vez al año. Lima me regaló gente nueva, gente inolvidable, gente maravillosa, gente muy "churra". Frases nuevas. Amigos nuevos. Cariños nuevos. Aprendizajes muchos.

No hubo tiempo de paseo, no hubo tiempo de compras extensas. Pocas salidas pero suficientes. Muchas noches largas. Días agotadores. Silencios extensos dentro del propio ser. Dentro de la propia vida. Me quedé a deber Machupichu. Un día será.

De vuelta en casa, el trabajo agotador continúa en ésta, la época más dura del año, pero también la más gratificante. Ya habrá tiempo para descansar y reír y jugar...como pude hacer este fin de semana, al lado de mi pequeño gran amor. Una sola de sus sonrisas me devuelve la vida, la energía, las ganas.

Lima se quedó en Perú. Yo me volví, pero me traje conmigo un poco del Pisco Sour que la ciudad te regala. Me traje las sorpresas, la alegría, el silencio, la música, las sonrisas cómplices. Me traje las pocas salidas del hotel en las que amé ver el cielo. El bar del hotel, la única escapatoria, la única oportunidad. La farmacia de la esquina corriendo. Una fiesta de cierre inolvidable, mañanas frías, la vista por la ventana de una avenida repleta de vehículos, que recordaban a casa.


Lima. Alpaca. Ceviche Peruano y Pisco Sour.
Gracias, Lima!

miércoles, 27 de julio de 2011

Antes de conocerte...

Celebramos el primer año de vida de nuestros hijos. Celebramos el cumpleaños de nuestros amigos, nuestra pareja, nuestros seres queridos. Hoy me acordé de esos 9 meses anteriores...en los que definitivamente, ya hay vida...y no celebramos, a veces...ni siquiera recordamos.

En estas fechas, hace un año, mi vientre llevaba dentro la vida de un ser maravilloso que hoy ya conozco, pero en aquel entonces, solo me imaginaba. Hablábamos, sí, de otra manera. Es increíble como poco a poco la comunicación entre madre e hijo comienza a hacerse presente, latente. Recuerdo perfecto como se relajaba mi "panza" en las clases de yoga que tanto extraño. Terminaba y era increíble sentir lo relajado que estaba mi bebé, aún con tanto movimiento, estiramiento y posturas que a simple vista parecerían complicadas. Recuerdo perfecto esa energía femenina, dando forma a cantos de mantras, en la sala de la clase. Todas entregándonos y unidas por la ilusión y el amor a ellos, quienes vivían dentro nuestro, a quienes esperábamos con todo el amor que podíamos sentir.

Recuerdo las caminatas, a veces ya casi imposibles del cansancio y el dolor en las piernas. Poco a poco me fui haciendo más lenta y mis manos rodeaban todo el tiempo el globo que era mi estómago. Amaba sentir sus movimientos, imaginarme dónde estaba su cabecita, sus manitas, sus pies. Recuerdo cómo adivinaba lo que no le gustaba; el sonido del teléfono, la ropa apretada, sentirme enojada, nerviosa. Recuerdo todo y al mismo tiempo vagamente, porque las sensaciones no vuelven al cuerpo, solo se quedan en el corazón y en la memoria. Recuerdo cómo tenía que dormir con una almohada entre mis piernas. Cómo al final, era un logro pararme sola! cómo el agua caliente me ayudaba a sentirme más relajada, más aliviada. Me recuerdo hablándole todo el tiempo, platicándole, en voz baja, en voz alta, con la mente, con los ojos abiertos y cerrados.

Recuerdo, por estas fechas, sentir las primeras contracciones....y la emoción de saber que pronto, muy pronto, estaría en mis brazos y comenzaría una nueva historia, una nueva vida, no solo para él, para todos nosotros también.

Estoy segura que todas recordamos esos momentos de vez en cuando. Por nada, cambiaría el hecho de tenerlo hoy conmigo, de poder mirarlo y ver en sus ojitos la imagen de la inocencia, de la luz, del amor.

A veces, toco mi vientre como entonces, tratando de evocar ese recuerdo maravilloso de cuando estaba dentro de mí. Se que volará...se que nuestra tarea es enseñarles a dar pasos firmes, para que puedan caminar seguros, para que puedan correr hacia su destino, para que su corazón sea fuerte y esté lleno de amor. Hoy, he recordado con inmensa alegría ese momento en que tu vida, mi pequeño, estaba dentro de la mía todavía. Se que vendrán infinidad de aventuras que juntos disfrutaremos...pero hoy, hoy, recordé esos días, en los que al tocar mi vientre, también tocaba tu manita...y nos conectábamos, nos hablábamos ya desde entonces.

Los recuerdos son maravillosos porque te transportan. Los recuerdos son maravillosos porque en efecto, te dan la oportunidad de volver a vivir. Seguro todos tenemos algún momento que al traerlo a nuestra mente, nos hace sonreír, nos saca una lagrimita, nos hace perder la mirada en el horizonte. Enhorabuena. Estamos vivos.

El recuerdo no es para querer volver al pasado...es solo para agradecerlo y seguir con mayor fuerza y amor el presente, para prepararnos para un mañana que siempre será mejor si lo esperamos con fe y alegría.

Y tú...qué recordaste hoy?

domingo, 17 de julio de 2011

Desde la cueva del corazón...

Hace unos tres años, visité en un museo una exposición de un pintor que exponía sus sentimientos con analogías de paisajes que trataban de mostrar el alma del pintor, como si fuera un campo abierto que todos podemos caminar. Una des sus pinturas lleva el nombre de este escrito. "Desde la cueva del corazón". Y logré grabar ese nombre porque creo que el corazón a veces se convierte en eso...una cueva. Es esa cueva que te da refugio de la lluvia, pero a veces tan oscuro y frío que te asusta. Hay que encender fuego ahí dentro para que poco a poco, la luz y el calor lo hagan un lugar más habitable.

Hay tantas cosas de las que he querido escribir últimamente, que lo he ido posponiendo, como muchas veces hago con cosas importantes en mi vida. Hasta que finalmente me gano el corazón y me está guiando para plasmar estos párrafos.

Lo cierto, es que esa cueva que es nuestro corazón se alimenta de muchas cosas, de mucha gente. Amigos, familia, pareja, hijos, espiritualidad, metas personales, en fin...En la cueva del corazón, si hoy pudiera, reuniría a mis grandes amigas. Reuniría a esas mujeres que han sido cómplices de mi formación, de mi crecimiento, de mis errores y mis aciertos. En la cueva del corazón abrazaría a cada una de ellas y lloraría en su hombro. Y gritaría, y guardaría silencio. Reiría a carcajadas...tal vez también pelearía con ellas. No soy perfecta...estoy lejísimos de serlo. Pero ellas, me han aceptado así. Sin pedir jamás que cambie. Sin esperar jamás que despierte siendo otra persona. Quisiera, en la cueva del corazón, reunirme con ellas y hablar de todo esto que nos está pasando, todo esto de ser mujeres, de crecer, de ser madres, de tener una pareja, de trabajar, de soñar, de dejar de soñar, de pelear, de pedir perdón, de perdonar, de cansarse, de intentarlo de nuevo, de buscar nuevas y mejores oportunidades, de tratar de ser mejores, de intentar caminar por un sendero que nos de satisfacciones, de tratar de tomar buenas decisiones, de equivocarnos, de caer, de perder a veces la fe, de recuperarla, de recordar que EL nos ama y nos cuida siempre, que no estamos solos....esto de vivir la vida.

Así que, si hoy pudiera, abrazaría a cada una de ellas. Les diría lo importante que han sido para mí. Les daría las gracias por sus consejos, por sus abrazos, por su compañía, aún en la distancia.
Cada una hemos andado caminos distintos...y al mismo tiempo iguales. Todos fuertes, todos llenos de aprendizajes, también de grandes regalos, grandes oportunidades.

Hoy, desde la cueva del corazón, viviendo uno de los momentos más fuertes de la vida que me regaló Dios, me sentaré a la mesa, las miraré a los ojos y les diré a cada una: Gracias. Las quiero. Desde la cueva de mi corazón...pasaré una estupenda noche escuchando música vieja, cantando las canciones de nuestra adolescencia y reiremos por todas las anécdotas que nos han unido.

Porque es así...es como una fraternidad, una complicidad que no se encuentra en otro momento, en otro lugar. La amistad con tus congéneres te da la capacidad de comunicar tus sentimientos tal cual son, sin miedo a ser juzgada, sin temor de ser criticada.
Amigas mías...y se que no necesito decir ningún nombre...las llevo dentro...en la cueva del corazón.

domingo, 12 de junio de 2011

Luz de luna

Salí a la terraza....ví una luna maravillosa. No hace falta prender ninguna luz, ella sola se basta para alumbranos a todos. No solo el DF, sino mucho, mucho más allá. Es como si quisiera abrazarnos y darse con nosotros. Sin reservas. Sin pensarlo. Sin esperar nada. Así suele ser el amor al principio. Eso que llamamos enamoramiento. Esas mariposas en el estómago, esa sonrisa sin fin. Un día, las mariposas vuelan y otro, las sonrisas se vuelven gruñidos. Qué es el amor? Dónde vive? porqué llega sin preguntar? a dónde se va cuando nos abandona? Qué es el amor?....

La luna no deja de brillar...y así el amor no debería dejar de sentirse. Deberíamos poder firmar un acuerdo con él. Cuando llega, deberíamos poder decirle: "No te llamé, eres bienvenido, pero entonces, debes quedarte, debes permanecer. Si llegas, entonces, quédate"

El amor y la runita no se llevan bien. El amor y el dinero no se llevan bien. El amor es como el agua. Se resbala, se sale de las manos....pero también, el amor es como un caudal que refresca y da vida. Es esa agua que limpia y sana, cura las heridas. El amor es la esperanza de que mañana, mañana será otro día y ojalá, él esté aquí todavía. El amor y la rutina, el amor y el dinero. Y entonces, si son esos dos ingredinetes lo que lo hace tan pesado, deberíamos poder hacerlo más ligero de alguna manera. Deberíamos poder decir: "Mira, esta soy yo, en la rutina, pero no me hace menos divertida en una noche de queso, pan y vino"..."Mira, este, este soy yo, pero no me hace extrañarte menos cuando te vas". Deberíamos poder ser más fuertes que la rutina y el dinero....o cualquier otro ingrediente que haga que parezca que el amor se ha ido...pero no. Y ahora que lo pienso, tal vez es él mismo..el amor, ese niño travieso que le gusta hacernos enojar para poder reírse a carcajadas, divertirse a nuestras costillas.

Deberíamos poder detenernos antes de decir algo que lastime....deberíamos poder entregarnos todos, sin reservas, sin pensar...así como hace la luna. Los cuentos de hadas que leímos de niñas no nos dijeron todo. No cuentan la historia cuando el príncipe y Cenicienta ya viven juntos. Tal vez ella no sabe comer con tantos cubiertos como se hace en los castillos. Tal vez el no es tan divertido como los chicos de la plebe. El día a día en pareja es el reto más difícil que podemos enfrentar....y es tan difícil porque a veces, pareciera que en lugar del amor, se queda ella, la tediosa, aburrida, odiosa...Señora Rutina.

Tal vez deberíamos recordar aquel acuerdo que firmamos con el niño travieso que llegó sin ser llamado. Tal vez, deberíamos buscar bajo las sábanas, en los cajones, en las cajas donde metemos cosas que no usamos. Seguro en algún lugar de la casa lo encontramos. Y ahí estará el amor...ese niño travieso, risueño, juguetón....feliz de que lo hayamos encontrado...dormido, tal vez. Cansado de haber esperado tanto, hambriento...tal vez lleno de miedo porque lo dejamos en la oscuridad. Pero estará ahí, porque el prometió quedarse. El solo está jugando a esconderse....busquémoslo. Encontrémoslo. Y cuando sea así, abracémoslo con fuerza, démosle todo nuestro cariño y cuidemos de él...es tan solo un niño...necesita cuidados, necesita cariño, necesita una mano amorosa y firme de quien tomarse para caminar.

El amor....

martes, 31 de mayo de 2011

LOS ANDANTES...

El buen juez, por su casa empieza.

Desde que recuerdo, entiendo que todos, o casi todos los mexicanos, contamos con al menos un familiar viviendo de manera legal o ilegal en los Estados Unidos.

También recuerdo ese sentimiento de indignación por "el muro de la vergüenza" y la reprobación al maltrato que reciben nuestros compatriotas al tratar de llegar a alcanzar el sueño americano.

Pero...que hay de nosotros? hoy, las noticias nos señalan, nos apuntn, nos castigan. Hoy es nuestra propia tierra, son nuestras propias manos las que aniquilan, las que abusan, las que matan.

Miles de migrantes pasan en su camino hacia el norte del continente por nuestro país. En ese camino y su amistad obligatoria con "La Bestia", se encuentran de todo. Tristemente, hoy nuestro país se encuentra secuestrado. Estamos TODOS rendidos ante la humillación de la que hemos sido sujetos ante la impotencia contra el crimen organizado. Al parecer nada se puede hacer....solo esperar. Esperar qué? No se. Negociaciones? Un nuevo gobierno? Una nueva guerra?

Estamos todos aquí....y están todos ahí. La mayoría de los migrantes se ven víctima de abusos, arbitrariedades, robos y ahora, además, muchas veces pierden la vida ante el yugo del narco. Nada es más triste ni más inútil ni más impactante que la muerte de civiles inocentes. Niños, mujeres, ancianos, la parte de la población más frágil y vulnerable. Y ni qué decir de todos los jóvenes que se ven envueltos en este torbellino de promesas falsas, de juegos estúpidamente planeados para que sean ellos la carnada, para que su "juego" termine muy rápido...y de manera muy triste. Así pierden la vida...creyendo que se harán ricos, creyéndose el cuento del poder, creyéndose el cuento de la falsa amistad.

Qué nos falta? qué nos sobra? algunos estamos a la mitad de nuestras vidas. Seguro, crecimos con tranquilidad, corriendo en alguna playa o en la misma ciudad de México, cuando se podía correr en ella...en cualquier lugar de este país, que antes era habitable, seguro, confiable. Hoy, la mayoría de mis contemporáneos, como yo, somos padres. Miramos al cielo y pedimos por milagros, porque la fe en la justicia se acabó hace tiempo.

Esa gente que viene y cruza nuestro país...tiene derechos también. Tienen derecho a ser tratados dignamente, tienen derecho a tomar alimentos, tienen derecho a NO ser abusados ni física, ni mental, ni psicológicamente. En muchos casos, no llegan a su destino. Su vida se queda en el camino triste, agotada, traicionada. Su fe se ve empañada y su corazón se hace añicos. Si la libran...hoy, desesperados buscan ayuda con las autoridades migratorias para que los hagan volver a casa.

Esta historia de la tierra que se deja la escriben todos los días mujeres embarazadas que cruzan el desierto caminando, hombres que corren para salvar su vida, aunque escuchen a lo lejos las balas que alcanzan a aquel que era su hombro para dormir. Estas historias estan escritas con sangre y con tristeza, con profunda indignación, con dolor.

Somos un país elitista y somos un país racista. Nosotros mismos llamamos indios a nuestros congéneres que provienen de las comunidades indígenas. Nosotros mismos nos desterramos, nosotros mismos nos separamos. Lo hacemos dentro de México, con nuestros paisanos....qué podemos esperar que hagamos con los que vienen de fuera?

Ojalá nuestra conciencia cobre vida. Ojalá nuestros países fueran un hogar próspero, donde cada ciudadano pudiera labrar su vida sin peligro, con oportunidades para vivir una vida digna, para ellos y sus familias. Ojalá México no fuera solo una canción de Timbiriche. Ojalá esos colores nos hicieran mejores. Ojalá no necesitáramos tequila para tener valor.

Hay acciones positivas? por supuesto! hay gente que lucha por ayudar? claro. Hay funcionarios que realizan su labor y ofrecen una ayuda real a los migrantes? desde luego. Muchos. Somos más los buenos. Es un hecho. Sin embargo, hoy, no ha sido suficiente. Tristemente la realidad nos ha rebasado. La violencia nos ha golpeado hasta el fondo, hasta desarmar nuestros principios y valores. Poco a poco, paso a paso, unidos, podemos reconstruir y ser respetuosos con cada ser humano, venga de donde venga. Ya hay quienes están haciendo la diferencia...solo tenemos que luchar por seguir ese ejemplo y ojalá, todo aquello que no está en nuestras manos se arregle pronto.

No es sencilloo dejar el hogar, no es sencillo decidir dejar tu ciudad, tu país, buscar otras oportunidades, tratar de mejorar tu calidad de vida. Hacemos sacrificios en pos de un futuro mejor...así, toda esa gente que pisa nuestro suelo, proveniente de otros países, lleva en sus mochilas esos sueños, esa esperanza, esa ilusión.

Y entonces...dónde comenzamos? ojalá, ojalá por nosotros mismos, nuestros prejuicios y nuestras acciones.
Buena noche.

domingo, 22 de mayo de 2011

El amor de mamá....

No se puede ocultar. No se puede cambiar. No se puede evadir.
Ser mamá te envuelve. Te sobrepasa, te supera.
Estar embarazada fue maravilloso y aunque ya pasó un tiempito, valdrá la pena dedicar uno...o varios capítulos a narrar la increíble espera de la que fui objeto, como muchas mujeres más.

Hoy, mi sentimiento va más allá. hoy, el sentimiento que tengo por mi propio hijo me ha despertado otras sensaciones, otras ideas, otros deseos, nuevos recuerdos.

Yo, como muchos de mi generación, fui una niña que creció en casa, con los cuidados de mi mamá, con un horario de 8 a 1pm para la escuela...mi mamá iba por nosotros ( mi hermano y yo somos nosotros) a la hora de la salida y regresábamos a casa caminando. Comíamos las delicias que mamá nos preparaba. La hora de la comida era el momento de la reunión familiar. Papá llegaba después y entonces todo estaba completo. No faltaba nada. No conozco una mejor cocinera que mi mamá. Llenaba sus guisos de amor, de cariño, de sus abrazos cálidos. No había mucho dinero. Diría más bien que había poco. O medido. O que vivíamos al día, o que no sobraba nada, pero tampoco nos faltaba. Crecí viendo cocinar a mi mamá, como a mis abuelas, como a mis tías, como incluso a mi papá aquellas deliciosas tortas de pierna o sus cocteles de ostiones.

Por las tardes, clases de todo...un poco de televisión, un baño tibio, juegos y peleas con mi hermano...y la merienda antes de ir a la cama y dormir. Los fines de semana acompañábamos a mi papá a su oficina. Nos encantaba esa aventura de entrar tomados de su mano y verlo sonreír al presentarnos. Nos divertíamos horrores. A veces a la playa, caminar por algún parque, a jugar con las bicicletas. No podíamos ser más felices. Ellos, papá y mamá nos llenaban la vida. Nosotros, mi hermano y yo, llenábamos la suya. La disciplina nunca fue una carga excesiva. La diversión, el cariño, los abrazos, siempre pesaron más en la balanza. Parecía que el equilibrio existía.

Muchos crecimos así...mas o menos así. Jamás sentí ausencia de ninguno de los dos. Jamás sentí abandono por parte de mi mamá. Jamás sentí que el tiempo que nos daban no era de calidad.
Eso fue hace más o menos 30 años.....y hoy, parece que vivimos a muchos años luz de eso. Hoy el tiempo nos come, las distancias nos separan, el ruido nos estresa y las responsabilidades nos agobian. Las mujeres luchamos incansablemente que somos competentes, que somos capaces, que somos fuertes. Los hombres luchan por no permitirse sentirse subyugados por ninguna mujer. En el camino, están ellos...nuestros amores. En el camino están ellos. Nuestros hijos.

Hoy, miro a Iker, mi pequeño gran amor, y entiendo que el camino no es sencillo. Entiendo que cometeremos errores...entiendo que nuestros sueños de ser padres son muy distantes a la realidad. Amamos con todo el corazón a esas personitas. Daríamos la vida por ellos. Pedimos al universo que los llenen de bendiciones, de salud. Queremos darles una buena educación, queremos darles valores positivos, queremos darles la espiritualidad que les permitirá ser empáticos, compasivos con otros seres humanos y con cualquier ser vivo.

No soy la misma mamá que tuve. No soy la mamá que espera en casa. Manejo diario a una oficina donde no existe la palabra bebé. Vivo en un mundo donde lo que importan son los números. No soy la única. Somos miles...somos millones de mujeres que hacemos lo mismo. Nada nos convierte en heroínas. No somos mejores que nadie. Lo que sí se...es que todas las mujeres que nos separamos de nuestros retoños para buscar un desarrollo profesional, para buscar una parte del sustento de la casa o la totalidad de éste...lo que sí se es que llevamos en el corazón el sonido de la risa de esas personitas que llenan nuestra existencia. Lo que sí se, es que a veces, después de enviar un mail, o de hablar con un cliente, o de cerrar una negociación, cerramos los ojos y recordamos la ternura de sus miradas y lo suave de su piel...y todas las ilusiones que tenemos para que sus vidas sean maravillosas en todos los sentidos.

Los tiempos han cambiado. Las mamás de hoy, no somos las mamás de ayer....lo que no ha cambiado, ni cambiará, estoy segura, es el amor que vive en nosotros. Lo que no ha cambiado es esta increíble sensación de formar un nuevo ser humano, esta bendición de tomarlos en nuestros brazos a nuestra llegada a casa.

Amo a Iker...se que todas amamos a nuestros pequeños. No importa si trabajamos o no. No importa si trabajamos tiempo completo o hacemos home office. No importa si solo nos dedicamos al hogar. El camino no es sencillo. Ellos son invariablemente nuestros mejores maestros...ellos son nuestro mayor espejo y todo aquello que les enseñemos desde ahora, los definirá como los seres humanos que serán mañana.

Amor de mamá....

sábado, 14 de mayo de 2011

De vuelta...

Mi mayor defecto es ser poco consistente....y por eso he perdido la oportunidad de terminar proyector importantes, de comenzar otros, de hacer ejercicio, de no dejar cosas pendientes para mañana...en fin.
Soy inconsistente. Ese es mi mayor defecto. Por eso, toda mi vida había querido escribir. Un buen día, encontre la manera de tener un blog y me prometí escribir, para publicar y que tal vez, alguno que otro loca me leyera. No lo hice.
Pero por eso estoy aquí...porque sigo luchando contra mi falta de consistencia y sigo creyendo que puedo cambiar. Sigo luchando contra mi naturaleza y quiero ser una mejor persona.
Estoy aquí porque recordé que escribir me ayuda a liberarme, me ayuda a crecer, me ayuda a expresar y me ayuda a ser quien soy.
No se escribir poemas ni frases rebuscadas. Tampoco busco eso. Lo que me va, es contar las cosas que veo, que vivo, que percibo. Lo que me va es platicar lo que vivo...lo que veo que otros viven...los olores y sabores de la vida.
Por eso estoy aquí...luchando contra mi y tratando de hoy, comenzar de nuevo...agradeciendo que exista el internet y los blogs y que hoy, pueda dejar esta página abierta, esperando que tal vez alguien encuentre en su camino estas letras y las haga suyas.
De vuelta....e intentaré no volver a irme.