martes, 22 de abril de 2014

Hacia la luz.

La palabra muerte proviene del latín mors, mortis. Mors es en la mitología romana la representación de la muerte y su equivalente en la mitología griega es Tánatos.
El diccionario la define como el término de la vida a causa de la imposibilidad orgánica de sostener el proceso homeostático. Se trata del final del organismo vivo que se había creado a partir de un nacimiento. Ahora bien, el proceso homeostático es la capacidad de los organismos vivos de mantener una condición interna estable, compensando los cambios en su entorno.
Así de simple y llano.
Cómo morimos, cuándo morimos, por qué morimos? hay un destino? sabemos en un nivel muy sutil el momento en que partiremos? hay otras personas que pueden sentirlo? predecirlo? hay accidentes Dios decide cuándo se va cada uno? son preguntas que nadie se ha podido responder antes de llegado el turno de cada uno. No lo imaginamos. No lo esperamos. No lo entendemos. Muchas veces, no lo aceptamos.
19 de Marzo. 2014. Un mensaje. Una llamada. Temor. Una luz que se apagaba. Un accidente.
Horror. Hablar en voz bajita. Lágrimas ahogadas. Dolor. Esperar. Confirmar. Dar la noticia. Callar la noticia. Compartir la noticia. Pedir ayuda. Dormir. No dormir. Descansar. Soñar que todo fue un mal sueño. Despertar. Recordar. Querer cambiarlo todo.
Aquellos que creen en el budismo sostienen que hay un proceso de 49 días después de la muerte de una persona. Se cree que en este tiempo las almas viven tres etapas principalmente. La primera, en la que se dan cuenta y se enfrentan a su nueva realidad: han muerto. La segunda, cuando se enfrentan a sus demonios, que no son otra cosa más que las acciones de cada uno a lo largo de la vida. La tercera y más importante: la preparación para la reencarnación, o bien, en el mejor de los casos, la iluminación completa y el viaje al Nirvana.
Los cristianos ( aquellos que creen en Cristo) hablan de la resucitación, de la resurrección, de la vida eterna al lado del Padre. El catolicismo predica que el arrepentimiento antes de morir es la puerta al perdón, a la ascensión. La salvación.
Dante hablaba de un proceso dolorosísimo...infierno, purgatorio y paraíso. Pocos son merecedores de subir a través de aquellos 7 anillos del purgatorio. Muchos se quedarían por siempre en el infierno. Pocos llegarían al paraíso.
Orientales y Occidentales coinciden en una cosa: las almas buscan la luz al morir. Las almas caminan hacia una luz eterna, hacia un crecimiento del ser, hacia lo que llamamos, el más allá.
Pero qué hay más allá? quién lo puede constatar? quién lo ha visto? quién ha regresado? quién tiene testigos? quién tiene la verdad en sus manos? A dónde van los muertos? En dónde están todas las almas dejan sus cuerpos? Pesa realmente 21 gramos?
Cuántas preguntas sin respuesta. Cuántas dudas. Cuántos deseos de echar las manecillas del reloj atrás.
Dalita bonita...este escrito es para ti. Desde ese día, te he escrito poco...te he sentido mucho. Me ha dolido aún más. Nos has dolido a todos los que nos quedamos y que te amamos. Incluso le has dolido a quienes solo te conocieron, a quienes no llegaron a amar tu eterna sonrisa y tu liviana y cálida presencia. Te escribo aquí, desde aquí, a un lugar al que no llegan las cartas, a un lugar en el que los correos no abren, donde la velocidad del internet no importa. Te escribo aquí, desde aquí, a ti, que ya no lees...con la esperanza de que mis letras vuelen y entonces las encuentres por ahí, volando en el cielo y de alguna manera las puedas entender, porque me imagino que tu ya hablas otro idioma.
Dalita bonita...el tiempo pasa rápido. Muy rápido. 5 semanas ya. 5. Cinco. Hoy se me olvidó...abrí mi teléfono...vi el whats...vi tu foto...y estuve a punto de escribirte...amiga? fue un instante menor a un segundo siquiera, pero me pasó. Lo olvidé. Pensé que seguías aquí...Y en otro instante igual de corto caí en la cuenta y seguí haciendo lo que estaba haciendo que ya no recuerdo que era...
Recibir la noticia de la muerte de alguien es muy duro. Dar la noticia de la muerte de alguien es peor. Viajar al velorio. Viajar a acompañar a la familia. Viajar para acompañarnos todos en ese dolor. Postergamos tanto aquel viaje. Postergamos tanto ese momento de vernos. Todas. Aquellas. Las amigas de aquellos años...el clan. Y mira cómo vinimos a reunirnos. Para despedir a una de nosotras mismas.
Hay quien piensa que un velorio es un momento que ni siquiera debería de existir. Recibir condolencias de gente que muchas veces no conoces. Esconder tu llanto para agradecer a quien está ahí. Ocultar cómo se desgarra tu alma, aunque tu cuerpo siga ahí, vivo, y entonces no tengas más remedio que sonreír. Yo no lo veo así. Para mí, muy personalmente, los rituales y las ceremonias son siempre importantes. Celebramos la vida...y así también, celebramos la muerte. La lloramos, la reímos, la compartimos. Nos acompañamos en un momento que duele hondo y en el que la nostalgia nos abraza. Aún así, es un momento que reúne a las familias, a los amigos, a los viejos y nuevos amores, a los conocidos y a los desconocidos también. Es una oportunidad para expresar nuestros sentimientos. Es una oportunidad para hacer un silencio interior. Es una oportunidad para ser un apoyo para las familias que lo necesitan. Es, de cualquier manera, terriblemente doloroso. Terriblemente triste...aunque sí, se escuchen de repente unas que otras risas.
Dalita bonita...hace un poco más de un año te fuiste a Monterrey. De alguna manera ya sabía que no nos veríamos tan seguido...pero ya te extrañaba. No era lo mismo sin ti. A veces decía, hoy le voy a llamar en la noche. Y llegaba a casa, dormía a los niños, cenar, preparar cosas, algo de mails de trabajo, bla, bla bla. Así se iban las semanas. Así pasa el tiempo. Y cómo te echaba ya de menos. Todos estos años en esta ciudad...todos los años anteriores...y tú siempre. Siempre ahí. Me sentí literalmente parte de tu familia, me colé por todos los rincones de tu casa y me hicieron un lugarcito y disfruté contigo aquellas mañanas de café con leche y pan dulce, días enteros escuchando música, cantando, durmiendo, comiendo, riendo, arreglando el mundo...noches de fiesta interminables, bailes sin fin, tus amigos, mis amigos, nuestros amigos. Tu risa. Tu colección de gatos. La trova. El Rock en español. Los viajes. Las comidas. Las fiestas. Los corazones rotos. Los nuevos amores. Los trabajos. La maternidad. La vida en pareja. Mujeres mamás. Casi 25 años. Una vida. Muchas historias. Mucho, mucha emoción. Mucho amor.
Dalita...Dalita todavía más bonita. Te escribo aquí, te escribo desde aquí. Te escribo a ti, que ya no estás. Perdóname...me ha dolido mucho entender que ya no estás aquí....me ha dolido mucho saber que no te podré abrazar de nuevo. La etapa de la negación es terrible, es un poco volverte loco, es un poco vivir en un mundo paralelo y dar vuelta en la siguiente esquina cada vez que la realidad se acerca a ti y te quiere pegar en la frente. A veces, sabes? a veces, me he quedado callada...en silencio...como agazapada...como esperando. Sé que no vas a volver, pero algo en mí quiere que regreses, o espera que regreses, aunque sepa que es una locura y trate de no escuchar esa voz pero al mismo tiempo no quiero que esto sea verdad, pero sé que es verdad...y uff...así...un estambre que crece. Y crece. Y crece.
A veces he sentido, confieso, que aceptar que te fuiste es un poco traicionarte. Me da miedo olvidar tu voz...me da miedo dejar de quererte...me da miedo olvidarte. Lamento que estas dudas ofendan a alguien...tal vez a quien de repente pueda compartir estas mismas o algunas otras dudas....La duda a veces ofende...tú lo sabes, verdad?
Te recordé en la playa en Tampico...cuántas veces nadamos en ese mar...no querías salir nunca del agua, como niña, te quedabas y te quedabas, y te quedabas. Me gusta pensar en ti en el mar. Siempre te vi feliz ahí. Me gusta pensar en ti bailando...eras feliz bailando. Quiero que sigas bailando....y tal vez, en tu nuevo mundo, también puedas bailar y cantar. Y reír.
O tal vez las almas son solo vibraciones que se unen en un nuevo nivel, en una nueva dimensión, mucho más alta por cierto, porque el miedo, el enojo, la ira, son vibraciones muy bajas...y muchas veces quienes estamos "vivos" sentimos todo eso y vibramos bajito bajito....tú seguro estás vibrando alto, muy muy alto. Eso quiero pensar, eso quiero creer.
Camila? Luna? Tus angelitos...están bien, están recuperándose de los golpes físicos. De los del alma, será una vida, sabes? una vida en la que tendrán que luchar el doble y el triple, porque les harás mucha falta...pero están rodeadas de amor...de inmenso amor. Y así estarán siempre, te lo aseguro.
Hace poco tuve oportunidad de presenciar la liberación de tortuguitas, en el mar...nos explicaban. Las liberan por las noches, para protegerlas en lo posible, de los depredadores naturales. Nos prohibieron los flashes...ellas siguen la luz que se refleja en las olas del mar....siguen la luz. Siguen la luz. Su camino a casa. Al mar. A la inmensidad. Solo regresaran a tierra a desovar, y lo harán a la misma playa que las vio nacer. Por eso necesitan andar ese camino, de la arena hacia el mar. Hacia la luz.
Me gustó pensar en ti como en una tortuguita regresando a su mar, viajando hacia la luz. Dalita, mi querida amiga, mi confidente, mi apoyo invaluable, mi cómplice. Como diría Mecano...si te reencarnas en carne, vuelve a reencarnarte en ti...queremos que estés aquí....Si el cielo es una fiesta, baila toda la fiesta, ríe todas las canciones, canta todas las canciones. Si nos hemos de volver a ver, mi preciosa güera, abrázame muy fuerte, compénsame todos los abrazos que ya no nos podremos dar por ahora...
Sigue tu camino hacia esa luz, hacia ese mar, hacia esa inmensidad, mi amiga del alma...mi Dalita Bonita. Mi Yuyi...Gua...te quiero amiga....te quiero, siempre.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Las luces de la ciudad...

Ir de la casa a la oficina y de la oficina a la casa siempre, o más bien, casi siempre, resulta ser una aventura. Cada uno de nosotros, los locos que vivimos en esta ciudad, somos, tenemos, encerramos una historia. Me gusta imaginarme cómo son los personajes que veo. El del bigote, la del cabello chino, la camioneta viejita, el taxista, los que van a pie, los que van en transporte público, los indigentes, los niños, en fin. Todos.

Todos nos ensimismamos. Vivimos en un mundo tan acelerado, vivimos sin descanso, sin respiro, sin observación. A veces, me justa jugar a no pensar en mi misma y detenerme a pensar por un minuto...quién es aquel que va del otro lado de la calle? cómo es su historia? cómo vive? cómo siente?

Crear historias alrededor de la gente que veo, de las ventanas abiertas, de las luces encendidas o apagadas en las casas que veo al tomar mi camino diario. Subiendo la avenida que me lleva a casa, es fácil descubrir una maravillosa vista del sur de esta ciudad. Millones de casas vivas, millones de historias, millones de vidas ahí, simplemente en silencio, contando su propia historia.

Quisiera pensar que una ciudad es como un ser enorme. Todos quienes la habitamos somos quienes le dan vida. Somos su cuerpo, somos su sangre, somos su corazón, su alma. Caminamos de la mano sin siquiera pensarlo ni saberlo, ni darnos cuenta. De una u otra manera, somos responsables de los pasos de ese enorme ser. Somos su salud, su enfermedad, sus pasos, su mirada, su enojo, su alegría. Todos formamos parte de ello.

Nuestra ciudad es maravillosa. Mucha gente podría decir lo contrario, pero es maravillosa, estoy convencida de ello. No acabaríamos de conocerla, no acabaríamos de recorrerla porque en ese instante ya habría otras colonias, calles, barrios nuevos para recorrer, restaurantes nuevos para conocer, bares nuevos para visitar, calles nuevas para caminar. No existe otro lugar tan mexicano y al mismo tiempo tan cosmopolita. El sabor sui géneris de aquello que a veces calificamos como muy "chilango", los jugos de la esquina, los vendedores de periódico, los puestos de flores, los maravillosos, floridos y coloridos mercados, los tianguis, los "sureños", los "satelucos", los "condechi", las "quecas", el paseo por Coyoacán, una noche de tequilas y confesiones en Garibaldi, las trajineras de Xochimilco, el Castillo de Chapultepec, las mismas manifestaciones, que solo aquí! ...los tacos del borrego viudo, Rivera y sus murales, la increíble UNAM, el estadio Azteca, el Azul, el estadio universitario, la plaza de toros ( por cierto la más grande del mundo si no me equivoco), el increíble Paseo de Reforma, el Chopo, la inigualable oferta de actividades culturales y de recreación, los mejores restaurantes, teatros, cines, conciertos, el zócalo y sus luces en Septiembre o en Diciembre, los esquites, la torta de tamal!, y como olvidar a Chapultepec y su increíble bosque, las flores de Jacaranda en primavera, su increíble clima, la lluvia de verano ....uff...te digo, no terminaría...y sí, lo no muy agradable también. La delincuencia, las interminables horas en el auto, las distancias...

Cuando pienso en toda esa gente que viene, que venimos de otros lugares de México y del mundo a vivir aquí, me convenzo de que las emociones fuertes no son para todos. Es increíble ver el ritmo de la gente. No conozco a nadie tan acelerado como un chilango. Defeño. Como quieran. Esta gente necesita competir. Esta gente lucha por sobrevivir. Esta gente se desgarra por ganar y mantener un lugar que, literalmente, lo quieren millones. A veces, es fácil odiar a la ciudad, a su gente, a su tránsito, a su contaminación, a sus distancias. A veces, nos burlamos...hubiera ido a Acapulco y llegue a Santa Fe!....A veces también, me gusta darle las gracias a este lugar, donde de repente y como un regalo del cielo, se pueden ver al Iztla y al Popo a lo lejos, muy claramente, como diciendo...nuestra historia de amor sigue...continúen ustedes también....me gusta dar gracias por la diversidad de la que somos testigos, aún con todos sus bemoles pero con la mayor apertura de la que se puede tener memoria en cualquier lugar del país. Toda la oferta cultural, gastronómica, educativa, recreativa que hay, la primavera y sus increíbles jacarandas que visten la ciudad de ese tono lavanda que amo...todo lo maravilloso que este monstruo nos regala. Y a veces, eso se debe agradecer.

Hoy, escuchando la lluvia tras mi ventana, tomando un té bien caliente, después de haber manejado horrores para llegar a éste, mi refugio, me siento honrada de ser huésped de esta ciudad. No sé por cuánto tiempo más o si será para toda la vida, pero debo confesarles, el DF y yo, nos queremos...
Amo las luces nocturnas de esta ciudad...

lunes, 13 de enero de 2014

Nunca es tarde....

Nunca es tarde...


Hoy desperté por una pesadilla horrible, la verdad prefiero no narrarla para ver si así se me olvida como muchos otros sueños que no recuerdo. Después, ya no logré dormir. Me metí a bañar, contesté mails de la oficina atrasados y leí un mensaje que recibo a diario para una pequeña meditación guiada.

El mensaje central decía...nunca es tarde. Hace tiempo que quiero regresar aquí, a este pequeño mundo que me cree, que me regalé. Escribir siempre, desde pequeña, recuerdo, fue un escape, un refugio, un mundo en el que podía explayarme, liberarme, desahogarme y también confesarme.

Hace poco leí algo que me pareció muy interesante...las distracciones. Una persona que dejó de ser quien quería ser por todas las distracciones diarias. Las cosas que no son importantes, pero les damos el mayor peso en nuestras vidas.  El trabajo, el dinero, el futuro, el pasado. Todo lo que nos aleja de lo verdaderamente importante. Nuestros sueños, nuestros seres amados, nuestros proyectos. El presente que se va ante nuestros ojos sin misericordia.

Escribir es importante para mí. Compartir lo que escribo es importante para mí. Lo dejé de hacer por eso, por las distracciones. Una y otra vez me decía, tienes que regresar! tienes que contar! tienes que narrar! y por estar trabajando, cansada, ocupada, enojada, triste, cansada, dormida...lo dejé de hacer. Me distraje. No lo olvidé. Solo me distraje.

Alguien me dijo hace unos días que los cambios en este año serán menos dolorosos que en otros momentos. Que aunque la decisión de comenzar o terminar o cambiar algo cueste trabajo, el proceso que siga será llevadero, relativamente sencillo. A veces pensaba...cómo voy a volver a entrar a mi blog? he escrito tan poco, es ridículo! pero...el mensaje de hoy me dijo que nunca es tarde. Así que aquí estoy, comenzando de nuevo, empezando a compartir una vez más las imágenes en forma de palabra que de vez en vez me gusta compartir.

Nunca es tarde para escribir de nuevo. O para ser la mamá o papá que quieres ser. O para ser el esposo amoroso que quieres ser. O la esposa dulce y comprensiva que quieres ser. Nunca es tarde para perdonar, aunque sí, cuesta muchísimo trabajo. Nunca es tarde para abrazar a tu madre, a tu padre, nunca es tarde para volver a ver a ese familiar que perdiste en una discusión estúpida y decirle te quiero! nunca es tarde para poner alto a situaciones dolorosas, a relaciones que hacen daño, a los días sin sonrisas, a las noches sin amor. Nunca es tarde para cocinarles algo delicioso a tus hijos, para que te recuerden todo el día si es que sales a trabajar. Nunca es tarde para ser paciente. Nunca es tarde para llamar a tus amigos y decirles cuánto te hacen falta. Nunca es tarde para permitir que tu amor llore en tu hombro, o para darte permiso de  llorar en el hombro de tu amor. Nunca es tarde para decidir formar una familia...o para decidir que no quieres vivir en familia. Nunca es tarde para hacer una dieta y ser más saludable...para hacer ejercicio!

Nunca es tarde....para nada. No importa qué tantos años contemos. Dios nos escucha. Atiende a nuestras súplicas. Él está ahí...mirándonos, escuchándonos...nunca se va...así que tampoco...nunca es tarde para regresar a él. Nunca es tarde para comenzar a ser feliz. Nunca es tarde para reír. Nunca es tarde para comenzar a amar realmente...empezando por nosotros mismos. Nunca, nunca, nunca es tarde.

lunes, 31 de octubre de 2011

Camposanto




Que hay después?


A dónde vamos?


En dónde están los que ya no están? Están en algún lado? o simplemente...ya no están.



Me gusta la idea de pensar que caminaremos por ese camposanto...hasta llegar a nuestra morada final, donde encontraremos un pequeño paraíso especial, justo para nosotros. Me gusta pensar que cada uno de nosotros seremos plenos allá, donde no conocemos y donde nos imaginamos como será. Me gusta pensar...que estaremos bien ahí.



La muerte y la vida...la vida y la muerte. La muerte en vida y la vida después de la muerte.



Recuerdo a mi abuelo. Paterno. Mi abuelo Félix. Recuerdo sus brazos fuertes rodeándome, cargándome, bailando conmigo. Recuerdo a mi abuelo cansado y sonriente. Recuerdo a mi abuelo enfermo. Recuerdo a mi abuelo haciendo reír a otros. A mí, entre ellos. Mi abuelo. Dónde está? A dónde fué? Te extraño...abuelo. Te extraño y te quiero. Te quiero aunque te fuiste. Te quiero aunque te tuve pocos años. Te quiero y te recuerdo. Te acuerdas? Aquella visita a Tampico. Nunca olvidaré...la abuela y tú iban adelante en la camioneta de mi tío Pepe. Tu estabas maravillado...recuerdo que preguntaste...qué hay del otro lado de esa barda? cuál barda? esa! la azul!...no es una barda, Papá...dijo mi tío. Es el mar. Recuerdo, abuelo...recuerdo. y no sé si esa fue una de las tantas bromas que solías hacer. Hoy, prefiero pensar que fue tu inocencia de niño, aunque ya eras un viejo...mi viejo. Mi abuelo.



Recuerdo a mi abuela. La recuerdo cuidando de mí. Abrazándome. Riendo con sus ojos. Recuerdo que me regañaba, que se asustaba cuando tardaba demasiado en volver, o cuando regresaba mojada, o cuando me preparaba mi platillo favorito. Recuerdo a mi abuela cuando miraba a mi papá con ese amor con que las madres miramos a los hijos...hoy conozco ese brillo en los ojos de una mujer. Hoy lo vivo. Hoy se que mi abuela vivió para sus hijos...y también un poco para sus nietos. Recuerdo a mi abuela organizando a toda la gente a su alrededor. Recuerdo a mi abuela dando consejos a toda la gente a su alrededor. Recuerdo a mi abuela decir un día...para el amor no hay distancia...nunca lo olvidaré. Tenía razón.



Recuerdo a mis abuelos. Los quiero. Los quise. Los seguiré queriendo. Así que, para mí, ellos siguen estando. Hoy por la noche, mañana por la noche, tal vez vengan...tal vez tomen un poco de agua de mi altar. Tal vez pasen por mi cama y me abracen un poco y me den su bendición llena de amor y de bondad....llena de todo.



Nos olvidamos de dar todo...y los abuelos se encargan de eso, de dar todo. Tal vez, deberíamos comenzar a ser como los abuelos desde antes. Ser más generosos, ser más divertidos, ser más risueños, consentir más a los que queremos, festejar las llegadas como si fuera la primera...o la última, abrazar con ternura, aconsejar con sabiduría, cocinar con todo el corazón, regar plantas con alegría, conocer lugares llenos de admiración, hablar con prudencia, caminar con calma, sonreír con tranquilidad, reír y carcajearse con frecuencia.



En el camino que andamos por la vida, unos llegan, otros se van. Unos llegan sin ser esperados. Otros se van antes de que estemos listos para decir adiós. Vida y muerte. Muerte y vida. Comienzo y fin. Y también están todos aquellos que no son recordados. También están todos aquellos que se fueron antes de nacer. Esas almas que quisieron bajar y no encontraron el camino...tuvieron que volver. Mañana festejamos a los niños difuntos. Deseo que cada bebé, cada niño que hoy es un ángel, encuentre un camino de luz y amor y se lleve de este plano la certeza de que son lo mejor que existe. Quiero agradecer por su presencia, por su llanto, por sus sonrisas, por sus miradas. Por cada bebé, por cada niño que llegó y se fué. Por cada bebé que no pudo llegar. Por el motivo que sea. Son ángeles ahora. Que el cielo los cuide y les brinde la oportunidad de volver y vivir...porque sí, es verdad también. Es maravilloso vivir....y ojalá, todos quienes lleguen, todos quienes estamos aquí, logremos vivir una vida digna....para que nuestra muerte sea también digna...y nuestra nueva vida después, nuestro camino al camposanto, nuestro pequeño paraíso...sea digno, sea feliz también.



Hoy encenderé una vela por todos los que ya no están, o mejor dicho, por aquellos que ya no vemos, pero que sé que están. Todos estamos. Todos somos. Todos, también, nos iremos un día. No vale la pena vivir...cada día, sabiendo que lo único que tenemos es este momento? este día?




Hoy, encenderé velas...haré una oración...por todos aquellos que ya no están. Y serán bienvenidos a este humilde altar. A este hogar. Mañana, se lo mostraré a Iker...le explicaré, le contaré...como le mostraré cada una de nuestras tradiciones...para que vivan, para que no mueran. Para que un día, el lo haga igual con sus hijos....para que un día...el, ojalá...me recuerde a mí, una vez que me haya ido....y lo único que espero llevar conmigo, es la certeza de haber sido feliz cada día, de haber tomado decisiones en amor, espero llevarme conmigo la satisfacción de haber criado un hijo...(y ojalá otro más)...que viva siempre en amor y en bondad, que se haga un buen hombre fiel a sí mismo y que sea capaz de luchar por su felicidad. Espero llevarme conmigo la satisfacción de ser una mujer valiente, fuerte, pero también frági, humilde, compasiva...una mujer divertida. Una mujer que lleve en su corazón paz y tranquilidad. Una mujer que viva en amor. Que viva el amor. Que viva con amor. Que luche con amor. Por amor. AMOR.



Mañana...el camposanto. Para todos los que ya no vemos, pero que están. A todos ellos, luz, paz, y como dice la canción....amor eterno.




domingo, 16 de octubre de 2011

Pisco Sour.

Lima. Perú.

Me gustaría poder contar mucho de la ciudad, pero no la conocí. Casi no pude salir del hotel, casi no hubo tiempo para nada fuera del Westin, donde sacamos del horno el evento que amasamos durante meses: Cisco Networkers Cansac 2011.

Tomar el avión fue doloroso y al mismo tiempo liberador. Iker fue la última persona que besé al partir. También fue al primero que besé cuando volví. Iker fue mi inspiración, mi dolor, mi fortaleza, mi ilusión, mi recuerdo, mi puente para volver. No fue sencilla la separación pero se que nos ayudó a ambos, se que nos dio mucho a ambos.

Lima nos recibió fría, nublada, de repente, parecida un poco al D.F. Nosotros llevábamos nervios y alegría...cansancio, emoción. Todo junto. Estábamos listos y Lima nos recibió lista también.
Nadie sabe lo que viene...nadie sabe lo que le espera en un viaje. Todo puede pasar.

Comenzamos cada mañana con gusto, con un equipo alrededor lleno de sonrisas y con excelente actitud. Todos nos hicimos uno. De repente alguna discusión, de repente algún chisme. Siempre pasa. Nada que lamentar.

Cada viaje te enseña cosas. Te deja cosas. Te quita cosas también. Cada viaje te abre caminos y puertas insospechados. Cada viaje te enseña que el sol, es el mismo para todos, en cualquier lugar. Cada viaje te acompaña en tu propio viaje, en tu propia ruta. Cada viaje te vuelve un poco otra persona, porque siempre regresas cambiado, de una u otra manera. Siempre, siempre, inevitablemente, nos demos cuenta o no, cada viaje nos transforma, nos convierte.

No asumir, mi primer aprendizaje. No dar cosas por hecho, no pensar por nadie, ni siquiera por mí misma. Repasar, comprobar, preguntar, estar segura. No asumir. Asumimos todo. Asumimos que el amor durará para toda la vida. Asumimos que nuestra salud durará sana por siempre. Asumimos que nuestros padres saben que los queremos. Asumimos que nuestros hijos querrán cumplir nuestros sueños. Asumimos que la vida nos dará lo que "merecemos". Asumimos que nuestra pareja debe saber, por osmosis o por milagro, todo lo que necesitamos, todo lo que queremos, todo lo que anhelamos. Asumimos que la vida es así, que tenemos lo que nos toca, que recibimos lo que nos fue dado por orden divino.

Entonces, un día pasa que te despiertas y te das cuenta que no es así. Asumir es un error. Asumir es un error patético, porque nos recuerda que no tuvimos el valor de pensar, de repasar, de cuestionarnos, de decidir. Asumir es dejar la decisión en manos de otros, en lugar de tomarla en nuestras manos y decidir nosotros. Asumimos por comodidad, asumimos por flojera, asumimos por ego. Asumimos por orgullo. Asumimos también por ignorancia. Asumimos por pena.

La vida después se encarga de enseñarnos que asumir, es un error caro. Es un error que se paga tarde o temprano. Así, asumir nos costó un retraso de más de 12 horas. Así, asumir nos costó gritos, regaños del cliente. Así, asumir nos costó horas extra de trabajo a muchos. Y sí, al final, todo se resuelve, pero de una manera dura, dolorosa. Al final, es cierto, el reconocimiento sabe mejor, superada la prueba, pero se queda ese vacío de lo que se pudo haber evitado.

La vida nos da oportunidades. La vida nos pone en una balanza de repente, de una sola vez, toda nuestra existencia. Así, sin miramientos, sin contemplaciones. Nos reclama..."no sigas asumiendo, actúa, muévete, decide".

Lima me regaló momentos de silencio, como hace mucho no tenía. El silencio me ha atrapado y a veces quisiera quedarme en su regazo, sintiendo su cobijo y su arrullo. Lima me regaló sorpresas maravillosas y me hizo reencontrarme conmigo misma. Me obligó a verme de nuevo al espejo y preguntarme quien soy. Lima me regaló caminatas cortas y muy rápidas, pero muy divertidas...porque no había tiempo de nada. Lima me regaló tardes frías, cervezas heladas y el mejor ceviche de mi vida. El ceviche peruano, ya por siempre, inolvidable.

Lima me regaló horas extra. Lima me regaló música. Canciones nuevas y canciones viejas. Lima me regaló la increíble experiencia de convivir con gente de tantos lugares que se vuelve un solo equipo y ya todos parecen paisanos. Lima me regaló ver de nuevo a gente muy querida, de una vez al año. Lima me regaló gente nueva, gente inolvidable, gente maravillosa, gente muy "churra". Frases nuevas. Amigos nuevos. Cariños nuevos. Aprendizajes muchos.

No hubo tiempo de paseo, no hubo tiempo de compras extensas. Pocas salidas pero suficientes. Muchas noches largas. Días agotadores. Silencios extensos dentro del propio ser. Dentro de la propia vida. Me quedé a deber Machupichu. Un día será.

De vuelta en casa, el trabajo agotador continúa en ésta, la época más dura del año, pero también la más gratificante. Ya habrá tiempo para descansar y reír y jugar...como pude hacer este fin de semana, al lado de mi pequeño gran amor. Una sola de sus sonrisas me devuelve la vida, la energía, las ganas.

Lima se quedó en Perú. Yo me volví, pero me traje conmigo un poco del Pisco Sour que la ciudad te regala. Me traje las sorpresas, la alegría, el silencio, la música, las sonrisas cómplices. Me traje las pocas salidas del hotel en las que amé ver el cielo. El bar del hotel, la única escapatoria, la única oportunidad. La farmacia de la esquina corriendo. Una fiesta de cierre inolvidable, mañanas frías, la vista por la ventana de una avenida repleta de vehículos, que recordaban a casa.


Lima. Alpaca. Ceviche Peruano y Pisco Sour.
Gracias, Lima!

miércoles, 27 de julio de 2011

Antes de conocerte...

Celebramos el primer año de vida de nuestros hijos. Celebramos el cumpleaños de nuestros amigos, nuestra pareja, nuestros seres queridos. Hoy me acordé de esos 9 meses anteriores...en los que definitivamente, ya hay vida...y no celebramos, a veces...ni siquiera recordamos.

En estas fechas, hace un año, mi vientre llevaba dentro la vida de un ser maravilloso que hoy ya conozco, pero en aquel entonces, solo me imaginaba. Hablábamos, sí, de otra manera. Es increíble como poco a poco la comunicación entre madre e hijo comienza a hacerse presente, latente. Recuerdo perfecto como se relajaba mi "panza" en las clases de yoga que tanto extraño. Terminaba y era increíble sentir lo relajado que estaba mi bebé, aún con tanto movimiento, estiramiento y posturas que a simple vista parecerían complicadas. Recuerdo perfecto esa energía femenina, dando forma a cantos de mantras, en la sala de la clase. Todas entregándonos y unidas por la ilusión y el amor a ellos, quienes vivían dentro nuestro, a quienes esperábamos con todo el amor que podíamos sentir.

Recuerdo las caminatas, a veces ya casi imposibles del cansancio y el dolor en las piernas. Poco a poco me fui haciendo más lenta y mis manos rodeaban todo el tiempo el globo que era mi estómago. Amaba sentir sus movimientos, imaginarme dónde estaba su cabecita, sus manitas, sus pies. Recuerdo cómo adivinaba lo que no le gustaba; el sonido del teléfono, la ropa apretada, sentirme enojada, nerviosa. Recuerdo todo y al mismo tiempo vagamente, porque las sensaciones no vuelven al cuerpo, solo se quedan en el corazón y en la memoria. Recuerdo cómo tenía que dormir con una almohada entre mis piernas. Cómo al final, era un logro pararme sola! cómo el agua caliente me ayudaba a sentirme más relajada, más aliviada. Me recuerdo hablándole todo el tiempo, platicándole, en voz baja, en voz alta, con la mente, con los ojos abiertos y cerrados.

Recuerdo, por estas fechas, sentir las primeras contracciones....y la emoción de saber que pronto, muy pronto, estaría en mis brazos y comenzaría una nueva historia, una nueva vida, no solo para él, para todos nosotros también.

Estoy segura que todas recordamos esos momentos de vez en cuando. Por nada, cambiaría el hecho de tenerlo hoy conmigo, de poder mirarlo y ver en sus ojitos la imagen de la inocencia, de la luz, del amor.

A veces, toco mi vientre como entonces, tratando de evocar ese recuerdo maravilloso de cuando estaba dentro de mí. Se que volará...se que nuestra tarea es enseñarles a dar pasos firmes, para que puedan caminar seguros, para que puedan correr hacia su destino, para que su corazón sea fuerte y esté lleno de amor. Hoy, he recordado con inmensa alegría ese momento en que tu vida, mi pequeño, estaba dentro de la mía todavía. Se que vendrán infinidad de aventuras que juntos disfrutaremos...pero hoy, hoy, recordé esos días, en los que al tocar mi vientre, también tocaba tu manita...y nos conectábamos, nos hablábamos ya desde entonces.

Los recuerdos son maravillosos porque te transportan. Los recuerdos son maravillosos porque en efecto, te dan la oportunidad de volver a vivir. Seguro todos tenemos algún momento que al traerlo a nuestra mente, nos hace sonreír, nos saca una lagrimita, nos hace perder la mirada en el horizonte. Enhorabuena. Estamos vivos.

El recuerdo no es para querer volver al pasado...es solo para agradecerlo y seguir con mayor fuerza y amor el presente, para prepararnos para un mañana que siempre será mejor si lo esperamos con fe y alegría.

Y tú...qué recordaste hoy?

domingo, 17 de julio de 2011

Desde la cueva del corazón...

Hace unos tres años, visité en un museo una exposición de un pintor que exponía sus sentimientos con analogías de paisajes que trataban de mostrar el alma del pintor, como si fuera un campo abierto que todos podemos caminar. Una des sus pinturas lleva el nombre de este escrito. "Desde la cueva del corazón". Y logré grabar ese nombre porque creo que el corazón a veces se convierte en eso...una cueva. Es esa cueva que te da refugio de la lluvia, pero a veces tan oscuro y frío que te asusta. Hay que encender fuego ahí dentro para que poco a poco, la luz y el calor lo hagan un lugar más habitable.

Hay tantas cosas de las que he querido escribir últimamente, que lo he ido posponiendo, como muchas veces hago con cosas importantes en mi vida. Hasta que finalmente me gano el corazón y me está guiando para plasmar estos párrafos.

Lo cierto, es que esa cueva que es nuestro corazón se alimenta de muchas cosas, de mucha gente. Amigos, familia, pareja, hijos, espiritualidad, metas personales, en fin...En la cueva del corazón, si hoy pudiera, reuniría a mis grandes amigas. Reuniría a esas mujeres que han sido cómplices de mi formación, de mi crecimiento, de mis errores y mis aciertos. En la cueva del corazón abrazaría a cada una de ellas y lloraría en su hombro. Y gritaría, y guardaría silencio. Reiría a carcajadas...tal vez también pelearía con ellas. No soy perfecta...estoy lejísimos de serlo. Pero ellas, me han aceptado así. Sin pedir jamás que cambie. Sin esperar jamás que despierte siendo otra persona. Quisiera, en la cueva del corazón, reunirme con ellas y hablar de todo esto que nos está pasando, todo esto de ser mujeres, de crecer, de ser madres, de tener una pareja, de trabajar, de soñar, de dejar de soñar, de pelear, de pedir perdón, de perdonar, de cansarse, de intentarlo de nuevo, de buscar nuevas y mejores oportunidades, de tratar de ser mejores, de intentar caminar por un sendero que nos de satisfacciones, de tratar de tomar buenas decisiones, de equivocarnos, de caer, de perder a veces la fe, de recuperarla, de recordar que EL nos ama y nos cuida siempre, que no estamos solos....esto de vivir la vida.

Así que, si hoy pudiera, abrazaría a cada una de ellas. Les diría lo importante que han sido para mí. Les daría las gracias por sus consejos, por sus abrazos, por su compañía, aún en la distancia.
Cada una hemos andado caminos distintos...y al mismo tiempo iguales. Todos fuertes, todos llenos de aprendizajes, también de grandes regalos, grandes oportunidades.

Hoy, desde la cueva del corazón, viviendo uno de los momentos más fuertes de la vida que me regaló Dios, me sentaré a la mesa, las miraré a los ojos y les diré a cada una: Gracias. Las quiero. Desde la cueva de mi corazón...pasaré una estupenda noche escuchando música vieja, cantando las canciones de nuestra adolescencia y reiremos por todas las anécdotas que nos han unido.

Porque es así...es como una fraternidad, una complicidad que no se encuentra en otro momento, en otro lugar. La amistad con tus congéneres te da la capacidad de comunicar tus sentimientos tal cual son, sin miedo a ser juzgada, sin temor de ser criticada.
Amigas mías...y se que no necesito decir ningún nombre...las llevo dentro...en la cueva del corazón.