lunes, 13 de enero de 2014

Nunca es tarde....

Nunca es tarde...


Hoy desperté por una pesadilla horrible, la verdad prefiero no narrarla para ver si así se me olvida como muchos otros sueños que no recuerdo. Después, ya no logré dormir. Me metí a bañar, contesté mails de la oficina atrasados y leí un mensaje que recibo a diario para una pequeña meditación guiada.

El mensaje central decía...nunca es tarde. Hace tiempo que quiero regresar aquí, a este pequeño mundo que me cree, que me regalé. Escribir siempre, desde pequeña, recuerdo, fue un escape, un refugio, un mundo en el que podía explayarme, liberarme, desahogarme y también confesarme.

Hace poco leí algo que me pareció muy interesante...las distracciones. Una persona que dejó de ser quien quería ser por todas las distracciones diarias. Las cosas que no son importantes, pero les damos el mayor peso en nuestras vidas.  El trabajo, el dinero, el futuro, el pasado. Todo lo que nos aleja de lo verdaderamente importante. Nuestros sueños, nuestros seres amados, nuestros proyectos. El presente que se va ante nuestros ojos sin misericordia.

Escribir es importante para mí. Compartir lo que escribo es importante para mí. Lo dejé de hacer por eso, por las distracciones. Una y otra vez me decía, tienes que regresar! tienes que contar! tienes que narrar! y por estar trabajando, cansada, ocupada, enojada, triste, cansada, dormida...lo dejé de hacer. Me distraje. No lo olvidé. Solo me distraje.

Alguien me dijo hace unos días que los cambios en este año serán menos dolorosos que en otros momentos. Que aunque la decisión de comenzar o terminar o cambiar algo cueste trabajo, el proceso que siga será llevadero, relativamente sencillo. A veces pensaba...cómo voy a volver a entrar a mi blog? he escrito tan poco, es ridículo! pero...el mensaje de hoy me dijo que nunca es tarde. Así que aquí estoy, comenzando de nuevo, empezando a compartir una vez más las imágenes en forma de palabra que de vez en vez me gusta compartir.

Nunca es tarde para escribir de nuevo. O para ser la mamá o papá que quieres ser. O para ser el esposo amoroso que quieres ser. O la esposa dulce y comprensiva que quieres ser. Nunca es tarde para perdonar, aunque sí, cuesta muchísimo trabajo. Nunca es tarde para abrazar a tu madre, a tu padre, nunca es tarde para volver a ver a ese familiar que perdiste en una discusión estúpida y decirle te quiero! nunca es tarde para poner alto a situaciones dolorosas, a relaciones que hacen daño, a los días sin sonrisas, a las noches sin amor. Nunca es tarde para cocinarles algo delicioso a tus hijos, para que te recuerden todo el día si es que sales a trabajar. Nunca es tarde para ser paciente. Nunca es tarde para llamar a tus amigos y decirles cuánto te hacen falta. Nunca es tarde para permitir que tu amor llore en tu hombro, o para darte permiso de  llorar en el hombro de tu amor. Nunca es tarde para decidir formar una familia...o para decidir que no quieres vivir en familia. Nunca es tarde para hacer una dieta y ser más saludable...para hacer ejercicio!

Nunca es tarde....para nada. No importa qué tantos años contemos. Dios nos escucha. Atiende a nuestras súplicas. Él está ahí...mirándonos, escuchándonos...nunca se va...así que tampoco...nunca es tarde para regresar a él. Nunca es tarde para comenzar a ser feliz. Nunca es tarde para reír. Nunca es tarde para comenzar a amar realmente...empezando por nosotros mismos. Nunca, nunca, nunca es tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario