domingo, 12 de junio de 2011

Luz de luna

Salí a la terraza....ví una luna maravillosa. No hace falta prender ninguna luz, ella sola se basta para alumbranos a todos. No solo el DF, sino mucho, mucho más allá. Es como si quisiera abrazarnos y darse con nosotros. Sin reservas. Sin pensarlo. Sin esperar nada. Así suele ser el amor al principio. Eso que llamamos enamoramiento. Esas mariposas en el estómago, esa sonrisa sin fin. Un día, las mariposas vuelan y otro, las sonrisas se vuelven gruñidos. Qué es el amor? Dónde vive? porqué llega sin preguntar? a dónde se va cuando nos abandona? Qué es el amor?....

La luna no deja de brillar...y así el amor no debería dejar de sentirse. Deberíamos poder firmar un acuerdo con él. Cuando llega, deberíamos poder decirle: "No te llamé, eres bienvenido, pero entonces, debes quedarte, debes permanecer. Si llegas, entonces, quédate"

El amor y la runita no se llevan bien. El amor y el dinero no se llevan bien. El amor es como el agua. Se resbala, se sale de las manos....pero también, el amor es como un caudal que refresca y da vida. Es esa agua que limpia y sana, cura las heridas. El amor es la esperanza de que mañana, mañana será otro día y ojalá, él esté aquí todavía. El amor y la rutina, el amor y el dinero. Y entonces, si son esos dos ingredinetes lo que lo hace tan pesado, deberíamos poder hacerlo más ligero de alguna manera. Deberíamos poder decir: "Mira, esta soy yo, en la rutina, pero no me hace menos divertida en una noche de queso, pan y vino"..."Mira, este, este soy yo, pero no me hace extrañarte menos cuando te vas". Deberíamos poder ser más fuertes que la rutina y el dinero....o cualquier otro ingrediente que haga que parezca que el amor se ha ido...pero no. Y ahora que lo pienso, tal vez es él mismo..el amor, ese niño travieso que le gusta hacernos enojar para poder reírse a carcajadas, divertirse a nuestras costillas.

Deberíamos poder detenernos antes de decir algo que lastime....deberíamos poder entregarnos todos, sin reservas, sin pensar...así como hace la luna. Los cuentos de hadas que leímos de niñas no nos dijeron todo. No cuentan la historia cuando el príncipe y Cenicienta ya viven juntos. Tal vez ella no sabe comer con tantos cubiertos como se hace en los castillos. Tal vez el no es tan divertido como los chicos de la plebe. El día a día en pareja es el reto más difícil que podemos enfrentar....y es tan difícil porque a veces, pareciera que en lugar del amor, se queda ella, la tediosa, aburrida, odiosa...Señora Rutina.

Tal vez deberíamos recordar aquel acuerdo que firmamos con el niño travieso que llegó sin ser llamado. Tal vez, deberíamos buscar bajo las sábanas, en los cajones, en las cajas donde metemos cosas que no usamos. Seguro en algún lugar de la casa lo encontramos. Y ahí estará el amor...ese niño travieso, risueño, juguetón....feliz de que lo hayamos encontrado...dormido, tal vez. Cansado de haber esperado tanto, hambriento...tal vez lleno de miedo porque lo dejamos en la oscuridad. Pero estará ahí, porque el prometió quedarse. El solo está jugando a esconderse....busquémoslo. Encontrémoslo. Y cuando sea así, abracémoslo con fuerza, démosle todo nuestro cariño y cuidemos de él...es tan solo un niño...necesita cuidados, necesita cariño, necesita una mano amorosa y firme de quien tomarse para caminar.

El amor....