lunes, 31 de octubre de 2011

Camposanto




Que hay después?


A dónde vamos?


En dónde están los que ya no están? Están en algún lado? o simplemente...ya no están.



Me gusta la idea de pensar que caminaremos por ese camposanto...hasta llegar a nuestra morada final, donde encontraremos un pequeño paraíso especial, justo para nosotros. Me gusta pensar que cada uno de nosotros seremos plenos allá, donde no conocemos y donde nos imaginamos como será. Me gusta pensar...que estaremos bien ahí.



La muerte y la vida...la vida y la muerte. La muerte en vida y la vida después de la muerte.



Recuerdo a mi abuelo. Paterno. Mi abuelo Félix. Recuerdo sus brazos fuertes rodeándome, cargándome, bailando conmigo. Recuerdo a mi abuelo cansado y sonriente. Recuerdo a mi abuelo enfermo. Recuerdo a mi abuelo haciendo reír a otros. A mí, entre ellos. Mi abuelo. Dónde está? A dónde fué? Te extraño...abuelo. Te extraño y te quiero. Te quiero aunque te fuiste. Te quiero aunque te tuve pocos años. Te quiero y te recuerdo. Te acuerdas? Aquella visita a Tampico. Nunca olvidaré...la abuela y tú iban adelante en la camioneta de mi tío Pepe. Tu estabas maravillado...recuerdo que preguntaste...qué hay del otro lado de esa barda? cuál barda? esa! la azul!...no es una barda, Papá...dijo mi tío. Es el mar. Recuerdo, abuelo...recuerdo. y no sé si esa fue una de las tantas bromas que solías hacer. Hoy, prefiero pensar que fue tu inocencia de niño, aunque ya eras un viejo...mi viejo. Mi abuelo.



Recuerdo a mi abuela. La recuerdo cuidando de mí. Abrazándome. Riendo con sus ojos. Recuerdo que me regañaba, que se asustaba cuando tardaba demasiado en volver, o cuando regresaba mojada, o cuando me preparaba mi platillo favorito. Recuerdo a mi abuela cuando miraba a mi papá con ese amor con que las madres miramos a los hijos...hoy conozco ese brillo en los ojos de una mujer. Hoy lo vivo. Hoy se que mi abuela vivió para sus hijos...y también un poco para sus nietos. Recuerdo a mi abuela organizando a toda la gente a su alrededor. Recuerdo a mi abuela dando consejos a toda la gente a su alrededor. Recuerdo a mi abuela decir un día...para el amor no hay distancia...nunca lo olvidaré. Tenía razón.



Recuerdo a mis abuelos. Los quiero. Los quise. Los seguiré queriendo. Así que, para mí, ellos siguen estando. Hoy por la noche, mañana por la noche, tal vez vengan...tal vez tomen un poco de agua de mi altar. Tal vez pasen por mi cama y me abracen un poco y me den su bendición llena de amor y de bondad....llena de todo.



Nos olvidamos de dar todo...y los abuelos se encargan de eso, de dar todo. Tal vez, deberíamos comenzar a ser como los abuelos desde antes. Ser más generosos, ser más divertidos, ser más risueños, consentir más a los que queremos, festejar las llegadas como si fuera la primera...o la última, abrazar con ternura, aconsejar con sabiduría, cocinar con todo el corazón, regar plantas con alegría, conocer lugares llenos de admiración, hablar con prudencia, caminar con calma, sonreír con tranquilidad, reír y carcajearse con frecuencia.



En el camino que andamos por la vida, unos llegan, otros se van. Unos llegan sin ser esperados. Otros se van antes de que estemos listos para decir adiós. Vida y muerte. Muerte y vida. Comienzo y fin. Y también están todos aquellos que no son recordados. También están todos aquellos que se fueron antes de nacer. Esas almas que quisieron bajar y no encontraron el camino...tuvieron que volver. Mañana festejamos a los niños difuntos. Deseo que cada bebé, cada niño que hoy es un ángel, encuentre un camino de luz y amor y se lleve de este plano la certeza de que son lo mejor que existe. Quiero agradecer por su presencia, por su llanto, por sus sonrisas, por sus miradas. Por cada bebé, por cada niño que llegó y se fué. Por cada bebé que no pudo llegar. Por el motivo que sea. Son ángeles ahora. Que el cielo los cuide y les brinde la oportunidad de volver y vivir...porque sí, es verdad también. Es maravilloso vivir....y ojalá, todos quienes lleguen, todos quienes estamos aquí, logremos vivir una vida digna....para que nuestra muerte sea también digna...y nuestra nueva vida después, nuestro camino al camposanto, nuestro pequeño paraíso...sea digno, sea feliz también.



Hoy encenderé una vela por todos los que ya no están, o mejor dicho, por aquellos que ya no vemos, pero que sé que están. Todos estamos. Todos somos. Todos, también, nos iremos un día. No vale la pena vivir...cada día, sabiendo que lo único que tenemos es este momento? este día?




Hoy, encenderé velas...haré una oración...por todos aquellos que ya no están. Y serán bienvenidos a este humilde altar. A este hogar. Mañana, se lo mostraré a Iker...le explicaré, le contaré...como le mostraré cada una de nuestras tradiciones...para que vivan, para que no mueran. Para que un día, el lo haga igual con sus hijos....para que un día...el, ojalá...me recuerde a mí, una vez que me haya ido....y lo único que espero llevar conmigo, es la certeza de haber sido feliz cada día, de haber tomado decisiones en amor, espero llevarme conmigo la satisfacción de haber criado un hijo...(y ojalá otro más)...que viva siempre en amor y en bondad, que se haga un buen hombre fiel a sí mismo y que sea capaz de luchar por su felicidad. Espero llevarme conmigo la satisfacción de ser una mujer valiente, fuerte, pero también frági, humilde, compasiva...una mujer divertida. Una mujer que lleve en su corazón paz y tranquilidad. Una mujer que viva en amor. Que viva el amor. Que viva con amor. Que luche con amor. Por amor. AMOR.



Mañana...el camposanto. Para todos los que ya no vemos, pero que están. A todos ellos, luz, paz, y como dice la canción....amor eterno.




No hay comentarios:

Publicar un comentario